Existe un nuevo paradigma de salud, aquel que se ocupa de mantener sano nuestro sistema energético.
La medicina de vanguardia empieza a ser consciente y valorar adecuadamente la influencia que tiene el sistema energético en la salud física. El cuerpo energético es la interfaz de comunicación entre el cuerpo mental y el cuerpo físico. Un desequilibrio en alguno de ellos propone inmediatamente un desequilibrio en los demás. Es por ello por lo que se está investigando a este respecto y desarrollando tecnologías encaminadas al diagnóstico, prevención y mejora del estado de nuestra energía vital.
Las ancestrales culturas orientales conocían a la perfección esta realidad y nos han legado innumerables terapias de tipo energético que hoy tenemos la oportunidad de conocer. El objetivo de las mismas es restablecer el correcto flujo energético en el organismo, desbloqueando la intrincada red de bombas y canales que posee (chacras, meridianos, etc.), y restablecer así la capacidad natural que el organismo tiene para recuperar la salud. Sin duda alguna la acupuntura es la más representativa.
Muchas de estas técnicas se han desarrollado como métodos de autocuración, es decir, para que podamos disponer de una herramienta con la que recuperar la salud por nosotros mismos. Una de las más conocidas es, sin duda, el Qigong (Chi Kung). A pesar de que existen cientos de escuelas, el Wubaomen Qigong es la que conserva intactos los conocimientos ancestrales de la escuela taoísta, la escuela original.
El qigong consiste en la ejecución relajada y suave de una serie de movimientos en perfecta y armónica coordinación con la respiración y la atención de la mente. En los ejercicios qigong cobra más importancia la respiración que el propio movimiento físico. La respiración abdominal lenta y profunda desactiva el sistema nervioso simpático y nos devuelve a la calma, permite la depuración y oxigenación del cuerpo físico y energético y nos devuelve la vitalidad al reponer nuestras reservas de energía vital.
En ese estado profundo de relajación física y serenidad mental en el que nos sitúa la respiración, los ejercicios poseen una mayor eficacia ya que flujo energético está liberado y la energía interna puede fluir más y mejor permitiendo así el restablecimiento de nuestra salud.
La mente, por otro lado, atenta al flujo energético en el cuerpo y al compás de la respiración, encuentra la paz que necesita para desconectar de los problemas que la afligen y le permiten la distancia suficiente como para poder percibir lo verdaderamente importante; la capacidad innata de resolver cualquier cuestión, de tomar decisiones que devuelvan la armonía a la vida y a las relaciones.